Ir al contenido principal

Corazón Delator (II)

Segunda Parte

Si todavía me creen loco, ya no lo pensarán cuando describa las precauciones sabias que tomé para el ocultamiento del cuerpo. La noche pasaba, y trabajé rápidamente, pero en silencio. Lo primero que hice fue desmembrar el cadáver. Corté la cabeza. Después, los brazos. Después, las piernas. Levanté tres de las tablas del piso del cuarto, y deposité todo entre las maderas. Luego reemplacé las placas tan hábilmente tan hábilmente, que ninguno ojo humano -- ni siquiera el suyo -- podría haber detectado algo fuera de lugar. No había nada para lavar -- ninguna mancha de ningún tipo -- ni un rastro de sangre -. Había sido demasiado cuidadoso para que eso ocurriera.

Cuando había llegado al fin de estas labores, eran las cuatro en punto --aún oscuro como a medianoche. Cuando la campanada señaló la hora, hubo un golpe en la puerta de calle. Bajé para abrir con el corazón alegre, --porque ¿qué había de temer yo ahora? Entraron tres hombres, quienes se presentaron, con perfecta suavidad, como oficiales de policía. Un grito había sido oído por un vecino durante la noche; la sospecha de algún crimen se había despertado, la información había llegado a la oficina de la policía, y ellos (los oficiales) habían sido enviados para investigar las propiedades.

Sonreí, -- ¿porque qué había yo de temer? Les di la bienvenida a los caballeros. El grito, dije, fue mío en un sueño. El viejo, mencioné, había partido al campo. Llevé a mis visitantes por toda la casa. Los invité a que buscaran --que buscaran bien. Los conduje, en un momento, a su habitación. Les mostré sus tesoros, seguros, inalterados. Con el entusiasmo de mi confianza, traje sillas al cuarto, y les rogué que descansaran aquí de sus fatigas, mientras yo mismo, con la osadía salvaje de mi triunfo perfecto, coloqué mi propio asiento en el mismo lugar sobre el que descansaba el cadáver de la víctima. Los oficiales estaban satisfechos. Mi COMPORTAMIENTO los había convencido. Yo estaba particularmente tranquilo. Ellos se sentaron y mientras yo contestaba animadamente, charlaron de cosas familiares. Pero, mientras tanto, sentí que me iba poniendo pálido y deseé que se fueran. La cabeza me dolía, y me imaginé un zumbido en mis oídos; pero ellos aún estaban sentados, y aún charlaban. El zumbido se hacía más claro: hablé desenfrenadamente para conseguir librarme de lo que sentía: pero continuó y ganó carácter definitivo -- hasta que, en un momento, descubrí que el ruido NO estaba dentro de mis oídos.




Sin duda que ahora me puse MUY pálido; pero hablé más fluidamente, y en voz más alta. Sin embargo el sonido aumentó -- ¿y qué podía hacer? Era un sonido APAGADO, SORDO, PENETRANTE -- MUY PARECIDO AL QUE HACE UN RELOJ ENVUELTO EN ALGODÓN. Me costaba respirar, y sin embargo los oficiales no lo oían. Hablé más rápido, más vehementemente pero el ruido constantemente aumentaba. Me levanté y argumenté sobre tonterías, en un tono alto y con gesticulaciones violentas; pero el ruido constantemente aumentaba. ¿Por qué no se iban ellos? Recorrí el piso de aquí para allá con pasos pesados, como si me excitaran a la furia las observaciones de los hombres, pero el ruido constantemente aumentaba. ¡Oh Dios! ¿qué PODÍA yo hacer? ¡Lancé espuma -- enloquecí -- maldije! Movía la silla en la que había estado sentado, y la hacía rechinar sobre las tablas, pero el ruido se levantaba sobre todo y continuamente aumentaba. Se hizo más fuerte -- más fuerte -- ¡más fuerte! Y todavía los hombres charlaban gratamente, y sonreían. ¿Era posible que no lo oyeran? ¡Dios Todopoderoso! -- ¿nada, nada? ¡Ellos oían! -- ¡ellos sospechaban! -- ¡ellos SABÍAN! -- ¡ellos se estaban burlando de mi horror! -- esto pensé, y esto pienso. ¡Pero cualquier cosa era mejor que esta agonía! ¡Cualquier cosa era más tolerable que este desprecio! ¡Ya no podía soportar más esas sonrisas hipócritas! ¡Sentí que debía gritar o morir! -- y ahora --otra vez --¡escuchen! ¡más fuerte! ¡más fuerte! ¡más fuerte! ¡MÁS FUERTE! -- "¡Villanos!" grité, "¡no disimulen más! ¡Admito el acto! -- ¡arranquen las tablas! -- ¡aquí, aquí! -- ¡es el latir de su horrible corazón!"

(Edgar Allan Poe)

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuadros de Costumbres Autor: José Milla (Salomé Jil) Editorial: Piedra Santa "Así como suele decirse que hay palabras duras y palabras blandas; palabras dulces y palabras agrias; palabras huecas y palabras preñadas; yo tengo para mí que hay palabras que tienen la propiedad del hule; esto es, la de ser excesivamente elásticas. La palabra amigo es una de esas voces que se estiran y se encogen, según la voluntad de los que las emplean..." Al margen de la historia como relación lineal de los acontecimientos de la sociedad y de las costumbres de la gente, la literatura cuenta con un género que combina la observación profunda y la imaginación brillante. Se trata del costumbrismo que José Milla cultivó excelentemente con el objeto, como él decía, de "contribuir, siquiera en mínima parte, a la mejora de nuestras costumbres y matar el tiempo, cosa que en otras partes del mundo y de la cual por acá no sabemos cómo deshacernos". Quienquiera que desee conoc

Reflexiones de Madre Teresa de Calcuta II

(Parte 2) Porque es más fácil decir palabras hirientes que palabras de aliento y esperanza a las personas que nos rodean, traigo la segunda entrega de las reflexiones de Madre Teresa de Calcuta. Porque ella nos enseñó que la mayor pobreza la encontró no en los arrabales de Calcuta sino en los países más ricos cuando falta el amor.   H ay cosas que te encantaría oír, y que nunca escucharás de la persona que te gustaría que te las dijera, pero no seas tan sordo para no oír las de aquel que las dice desde su corazón. El principio del amor es dejar que aquellos que conocemos sean ellos mismos y no tratarlos de voltear en nuestra propia imagen, porque entonces solo amaremos el reflejo de nosotros mismos en ellos. Haz las cosas pequeñas con gran amor Ve por donde quieras ir. Sé lo que quieres ser, porque tienes tan solo una vida y una oportunidad para hacer todo lo que quieras hacer. ©2010-2011 * kami-kazen E spero que tengas: suficiente felicid

Love Yourself

" Al final del viaje que realicé para encontrarme a mi mismo, descubrí que estaba en el mismo lugar. Lo que en realidad hay que buscar, es el principio de todo y el mapa de nuestro espíritu.  Algo que todos poseen pero no cualquiera puede encontrar. A ese lugar quiero empezar a buscar". Ephiphany, Love yourself: Answer Comeback trailer Jin BTS