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Mostrando entradas de agosto, 2010

Es el Caso de Hablar

Madre, te bendigo porque supiste hacer de tu hijo un hombre real y enteramente humano. Él triunfará en la vida. Se marcha y es el caso de hablar de su regreso. Cuando veas volver, en un día de fiesta, un viador que en la mano luzca joyas preciosas y haga notorios paso y ademán -¿insolencia dinero o buena suerte?-; no salgas a su encuentro, puede no ser tu hijo. Madre, si mirando al camino se acongoja a tu alma y tras la tapia entonces asoma un caminante que trae renombre, espada poderosa, ceñidas armaduras, en la mano la palma de la victoria y gesto de sigamos adelante, por mucho que eso valga vale muy poca cosa el poder de la espada, el oro y el renombre; no salgas a su encuentro, puede no ser tu hijo. Madre, si aspirando el aroma de una flor en un día de otoño gris y meditabundo, oyes que alguien te llama y te dice: ¡Señora, allá por el camino viene un gran señor